La región alberga una rica flora y fauna, y la fuerza de la naturaleza se mantiene intacta, ofreciendo una fuente inestimable de gastronomía y vinos de primera calidad.

Maremma, marisma durante siglos y refugio natural para numerosas especies animales, siempre ha eludido la agricultura. Incluso hoy en día se muestra distante y a veces accidentada, modelada por la fuerza explosiva de la naturaleza.

Si bien las grandes reformas del siglo XX pusieron a disposición miles de hectáreas, no lograron alterar radicalmente el entorno natural. Su espeso y a menudo impenetrable matorral aún está habitado por jabalíes, corzos y gamos, y los caballos siguen siendo un valioso medio de transporte para adentrarse en sus bosques y recorrer sus dunas costeras.